Tú que ahora estás leyendo ésto no esperes encontrar relatos de calidad, ni brillantes ni siquiera originales.Es mi rincón, el lugar donde dejo fluir mi imaginación, mis sentimientos y la tapadera que guarda mi esencia.Gracias por entrar en mi rincón, siempre serás bienvenido.

mayo 13, 2011

EL MENSAJERO DE LA LUZ



Nací en un ataúd. Puede sonar raro, no, de hecho suena raro pero es la verdad.
Este hecho marcaría mi vida como una tara física invisible.
Mi pobre madre padecía una rara enfermedad que llamaban catalepsia y cuando estaba próximo mi nacimiento sufrió un ataque y la dieron por muerta. La enterraron con pompa y boato, hasta plañideras tuvo y por supuesto la mejor caja que se pudiera imaginar. Mi padre, un experto y capacitado carpintero de ataúdes eligió el mejor. Además de ser el mejor carpintero de la comarca era hombre preocupado y despierto y siempre sospechó que los males que aquejaban a su bella esposa un día le traerían un disgusto.
En su preocupación por ser el mejor en su trabajo recorría los pueblos cercanos para ver cómo se desempeñaban sus colegas y de uno de ellos copió el invento que a la postre me salvó la vida.
Su colega había inventado un dispositivo simple pero efectivo. Un fino agujero en la tapa para pasar un cordel que atado a la mano del difunto podría mover una campanilla que se situaba en el exterior de la tumba en caso de que el muerto no estuviera bien muerto.

Saben que mi madre luchó por nuestras vidas, la tapa estaba completamente arañada y suponiendo que yo solo tendría más posibilidades que los dos juntos, ató el cordelito a mis pies, me puso a su pecho y ella dejó de respirar. Mis pataleos movían sin cesar la campanilla y mi padre los oyó con claridad cuando fue a depositar flores frescas la mañana siguiente de mi entierro, perdón de mi nacimiento.
Así fue como vi la luz, nunca mejor dicho. Mi padre me desenterró con sus propias manos arrebatándome del pecho amoroso de mi madre muerta.

Mi infancia transcurrió entre olor a madera y sopas de leche. Ahora entiendo porque mi padre me protegía hasta casi el encierro. En el pueblo me llamaban el mensajero de la muerte y no me ayudaba el hecho de que podía ver, solo con mirar a los ojos de una persona, cuanto tiempo duraría su camino en esta vida. Predecía con exactitud la fecha de sus muertes y además ayudaba, a cuantos me lo solicitaban, a cruzar el umbral. Además veía a los que, muertos ya, vagaban perdidos como sombras sin estar en ninguna parte.

Aprendí el oficio paterno sin mucha maestría, todo hay que decirlo, pero me proporcionó la posibilidad de hacer con mis manos el último traje de padre. Hacía varias semanas que había visto en sus ojos que se aproximaba su final.

El día siguiente de su entierro cerré la carpintería, recogí mi herencia hecha de de escofinas, escoplos y formones y me fundí entre el paisaje de hayas y encinas convirtiéndome en un Perdido en vida a la espera de descubrir en mis ojos el día de mi partida.

Confieso que estuve un tiempo evitando las aguas cristalinas de los  riachuelos que atravesaba y hasta los espejos en las pocas ocasiones en que los tenía que usar. No quería descubrir en mis ojos lo que estaba tan habituado a ver en los demás.

La muerte me sorprendió dormido bajo una encina y desde entonces vago, ya sin equipaje, a la búsqueda de alguien que como yo pueda ayudarme a ver por fin la luz.

6 comentarios:

  1. Sin ligar a dudas. Uno e los talentos de l@s escritor@s..es la imaginación.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentario, Anónimo. Espero que te haya entretenido un rato.

    ResponderEliminar
  3. Bellísimo relato...siempre qe lo leo me estremece la emoción del mismo. Venga Marga, saca esa MARGA que llevas dentro y anda medio escondida.
    EscribeS de fábula tía!!!!
    ¡AVANTI!!!
    :)))

    ResponderEliminar
  4. Me contagias el entusiasmo !.
    Gracias !!!
    Espero que no me abandonen las musas, si es que existen.
    Besos

    ResponderEliminar
  5. Mucho talento (mucho), ingenio y creatividad. El cuento -porque lo es- tiene la soltura de los grandes.
    Felicitaciones

    www.hablaspalabras.blogspot.com

    ResponderEliminar
  6. ayyy Me malcrías Julio, jeje ( aunque lo agradezco, no creas).
    confío en tí para que critiques sin contemplaciones, quiero aprender.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar