Tú que ahora estás leyendo ésto no esperes encontrar relatos de calidad, ni brillantes ni siquiera originales.Es mi rincón, el lugar donde dejo fluir mi imaginación, mis sentimientos y la tapadera que guarda mi esencia.Gracias por entrar en mi rincón, siempre serás bienvenido.

junio 22, 2012

LA CONDESITA III


Oigo pasos en el corredor. Son pasos firmes, seguros, no el arrastrar cansado de los pies de papa. Se detienen frente a mi puerta. El ruido que provoca mi corazón alterado me sube hasta los oídos y no me permite captar el silencio detrás de la puerta o su respiración o mi nombre dicho en un susurro.
Nunca he estado tan excitada.

La expectación que ese hombre ha provocado en mí, me está volviendo loca de deseo. “Entra, entra, ven a mí, ven a mí“, repito una y otra vez mentalmente como embrujo.
No puedo mantenerme esperando, sentada. Voy a abrir la puerta y algo se me ocurrirá si sigue detrás de ella o sencillamente lo agarraré del lazo de su elegante corbata y lo arrastraré hasta mi cama.


A medio camino la puerta se abre sin más y sin hablar alarga el brazo, tomándome por la nuca para secuestrar mi boca. Un beso largo, profundo, abrasador que me dobla las piernas y convierte mis pezones en diamantes. Separo mi boca de la suya aun cuando se me escapa un gemido de pesar, para mirarlo a los ojos directamente, sin rubor. Es una lucha de poder. Él toma uno de mis senos y yo bajo mi mano a su entrepierna y aprieto su bulto. No dejamos de mirarnos, Todavía no se ha pronunciado ni una palabra entre nosotros, no hace falta.
Me besa el cuello, el hombro: desliza mi camisón y sigue torturándome con su boca hasta llegar a lamer mis diamantes. Mi mano se vuelve más exigente y le acaricio de un modo provocador, casi insultante. Ahora es él que se separa y me alza sobre su cuerpo. Mis piernas rodean sus caderas y el centro de mi palpitante sexo cae justo en la base de su masculinidad fuerte, dura, caliente.
No sé cómo hemos llegado a la cama, pero de repente me doy cuenta de que se está desnudando y de que ata mis brazos a los postes de mi cabezal con las sábanas.

No quiero sentirme vencida, no quiero que piense que soy una más de sus mujerzuelas a las que seguro somete sin compasión. Me rebelo pero él me pone su cuerpo entre mis piernas, separándolas y sin compasión lame cada centímetro de piel sin llegar a mi sexo. Mis gemidos suben de nivel y se van haciendo cada vez más roncos. Él levanta la cabeza pone el dedo índice sobre sus labios y me ordena silencio con una mirada que haría temblar a cualquier doncella pero que a mi me abrasa.

Sube despacio por mi cuerpo y  me susurra al oído  “yo te daré lo que buscas. Mañana creerás haber soñado esta noche pero tu cuerpo te dirá la verdad. Nunca después de mi volverás a quedar llena. Te marcaré a fuego y serás mía y sólo mía… “
Pronunció mi nombre y entró dentro de mí sin dulzura, con pasión, sin dolor, con una fuerza no exenta de cierta ternura…
Todo lo que había soñado de él empezaba a realizarse. Sólo ruego al diablo que me permita devolverle el mismo sometimiento a él.



junio 18, 2012

Ahora

Ahora, 
ámame ahora.

Como sepas, 
como puedas,
sin medida 
con locura
sin tiempo
sin espacios
despacio
con ternura

Ámame ahora
pues mañana 
quien sabe qué arena
bañarán tus olas.

Ámame ahora,
Ahora.

junio 07, 2012

EL COLECCIONISTA


Según el psicólogo Ricard Cayuela el coleccionismo es una necesidad vital ligada a aspectos de la personalidad. Tienen características propias aunque no se pueda hablar de un patrón único. Son ordenados y cuidadosos y se da también cierta posición obsesiva sin caer en la patología, directamente relacionada con lo que se colecciona  existiendo además una vinculación psicológica.

En todos ellos existe, además, una característica común: siempre tienen la necesidad de cobrar y adjuntar una nueva pieza.
 Hay coleccionistas de todo. Piensa en algo, cualquier cosa y alguien habrá que lo coleccione. Sellos, relojes, trenes, botellas de cerveza, insectos, música, preservativos, aviones de guerra…
Yo me he encontrado con algún coleccionista especial: colecciona personas. Si, ya se que no son / somos objetos y que seguramente el sujeto en cuestión no es consciente de su necesidad de coleccionarlas, pero lo hace.

Necesita de ellas para entender su posición en el mundo, para reafirmarse como ser humano. Los observa, los estudia, los atrae… Cuando se convence de que su presencia se les ha hecho necesaria porque se ha establecido algún vínculo de tipo emocional, cuando entiende que se ha convertido en una pieza esencial en sus vidas sencillamente los archiva y los olvida. Pasa a ser de pieza codiciada a un estorbo.

Si por el contrario el objeto de su deseo no acaba en su colección sencillamente lo desprecia.

A lo mejor no se trata de un coleccionista al uso porque tampoco, al final, obtiene un verdadero bienestar emocional, todo lo contrario. A lo mejor no es coleccionismo y sí un trastorno de acumulación. Una especie de Síndrome de Diógenes de almas.


junio 06, 2012

CASTILLOS EN EL AIRE


Quién dijo que no existen los castillos en el aire?
Quién, que no se puede tener la cabeza entre algodones mientras los pies siguen pegados al empedrado del suelo.
Quién dijo que la imaginación es pecado, los sueños una enfermedad o el amor a una sola voz, una locura.

Quién no ha abierto una ventana de magia alguna vez y se ha tirado al vacio sabiendo que el propio vacio era la recompensa.


Y qué?.

Yo quiero seguir enferma de sueños, loca de amor  y pecar, seguir pecando sin medida,sin freno. 
Yo quiero llenar la vida de color y seguir alcanzando, aunque solo sea con la punta de mi arcoiris, a aquellos que no tienen más que grises.

No me calces de cordura si yo quiero caminar con los pies descalzos. Déjame seguir construyendo mi castillo en el aire. También hay sitio para ti. ¿ vienes?.