DIARIO DE UNA PANDEMIA III

 

Día 219 desde el inicio de la pandemia.  Después de casi un millón de infectados y  más de treinta mil muertes todo sigue igual. Nos confinaron, nos desescalaron, nos obligaron a poner mascarillas en espacios públicos y zonas de trabajo, nos vuelven a recomendar no salir, no reunirse, no socializar, no, no, no....

Me parece que la gestión de la emergencia sanitaria es desastrosa en todo el mundo. Es una cura de humildad a nivel estratosférico y parece que el universo, cansado de nuestra prepotencia,  ha decidido ponernos en nuestro lugar. Como si quisiera ponernos a prueba, este año hemos sufrido siete tormentas tropicales, tres huracanes, tres ciclones, erupciones volcánicas, terremotos, megaincendios, inundaciones, avalanchas....  y todavía no ha acabado el año.

A nivel personal también he sufrido desastres en forma de pérdidas: Mi padre, mi trabajo, mi alegría, mi autoestima... algunas se podrán recuperar, otras son irreparables y dolorosas de por vida.

Me he preguntado mil veces cuando voy/vamos a despertar de esta pesadilla pero, hace unos días, he empezado a pensar que, a lo mejor, era antes cuando estábamos soñando y ahora la pura realidad. 

Me sale mi parte hater cuando leo u oigo por ahí que algo bueno saldrá de todo ésto.  ¿Qué hemos aprendido como sociedad? Ni idea... ¿ y cómo individuos? Bueeeeeno ... que una cajera de supermercado, un barrendero, un policía y un sanitario son igual de valiosos, que hay cosas esenciales y otras que no lo son, que acumular dinero o bienes no te hace más feliz y no te libra de un virus cabrón.

Que el papel higiénico se vuelve de primera necesidad, que todo el mundo puede hacer pan casero, que te miras más a los ojos ,cuando tienes la suerte de hablar con alguien ,porque el resto del rostro està tapado, que de repente descubres que el vecino de arriba, de abajo o de enfrente no es tan rancio como pensabas porque después de mil años en el mismo edificio no habíais pasado de las formulas de cortesía. Que no nos vamos a salvar solos de esta prueba de vida, que la individualidad que hasta ahora nos obligábamos a asumir como prioritario para el éxito, se ha convertido en un handicap. Que o vamos juntos o no llegaremos a ninguna parte.

Que sentir el abrazo del otro es casi medicinal, que una sonrisa o un gesto amable es curativo también.Que los amantes de los gatitos internautas, aquellos que postean gatos para desayunar, comer y cenar, han cambiado los lindos animalitos por frases motivadoras del tipo : " todos tenemos un propósito en la vida" .. ¿ Si, de verdad? No jodas...

En fin, que dicen que la vida es mucho más sencilla de lo que nosotros creemos. ¿ Fácil? ¿ Qué es fácil?, ¿ Donde se compra un cuarto de Fácil, por favor_?

DIARIO DE UNA PANDEMIA II

Quinto día de confinamiento.
Me he saltado el cuarto porque no lo recuerdo bien. Los días son todos iguales. Sigo sin ver tv, sólo las noticias en el canal sólo noticias y cuando me parece: total las repiten en bucle....
Mi turco cada día es más fluido. Ahora solo me falta encontrarme con Baris y practicarlo. Ah, que no sabéis quién es Baris. No importa, pertenece a los sueños locos de una madura encerrada.
Me sorprende el silencio de las calles durante el día. Cuando salgo a fumar ( si, soy tan antigua que todavía no lo he dejado) puedo oír las conversaciones telefónicas de los vecinos que también aprovechan para salir a sus balcones a respirar.
He salido a comprar ( es uno de los salvoconductos). A las 10 de la mañana ya casi no había nada. No tengo gel de baño, a penas queda leche pero tengo papel higiénico. Sobre todo si nos pilla el virus que tengamos el culo limpio. ( perdón).

Me debo estar volviendo loca o mi menopausia salvaje me juega malas pasadas otra vez. Tengo una falsa euforia al mismo tiempo que una sensación de arañazo en el estómago. Ni río, ni lloro, ni todo lo contrario.
La novedad es una paradoja: un miembro de la familia confinado dentro de su habitación de la casa que ya está confinada. Matrioska,
Kalinka, kalinka, kalinka... ¿veis como estoy perdiendo la cabeza ?.

Seguimos con los aplausos vespertinos, cacerolada nocturnas y música callejera desde las ventanas. Algo bueno saldrá de todo esto, digo yo.
Me quedo sin batería en el teléfono móvil. Gracias a la tecnología, que dice una amiga, hablo con mi hijo por videollamada, con mis amigos por wassap, con mi madre en video o audio... gracias tecnología, seas quien seas.

DIARIO DE UNA PANDEMIA


Tercer día de confinamiento. Empiezo por el tercero porque el fin de semana en casa , sin salir, fue un alivio más que un encierro.
Los perros han tomado las calles, benditos ellos. Los carros de la compra, muy tempraneros, son el nuevo sonido de las mañanas.
Pasan pocos coches, los autobuses vacíos y de momento, solo de momento, no hay gritos desde las casas vecinas.
Este puñetero virus nos va a poner en tesituras que no imaginábamos. Convivir 24 horas seguidas pondrá a prueba la paciencia, el amor, el equilibrio y hasta las neuronas.
Hoy llueve. Pues que bien...
La ropa no se seca...
La tele apagada, paso de oír más estupideces. Sigo con mi curso de turco, duermo mucho, hablo poco, me levanto muy temprano y me vuelvo a dormir.

Odio los tendría que:
Tendría que aprovechar y limpiar la cocina. Tendria que pintar los cuadros prometidos, tendría que escribir y acabar el primer capítulo de una vez, tendría que leer mis libros pendientes...
No tengo ganas de hacer nada.

El mundo preocupado por un virus y yo anestesiada todavía por una ausencia.
Si digo que todo me importa un rábano sería egoísta? Pues lo siento, me toca.

El silencio de la calle me da la oportunidad de ponerme a meditar.
         - venga nena,  que tú puedes.
Y un carajo...mi cabeza como siempre va por libre y en cuanto intento dejarla en blanco ,acuden mil pensamientos tontos: hoy hago de comer..., tanto trabajo en la oficina y yo aquí..., mi madre sola, mi hijo con sus problemas, mis hermanas, mis amigos tan lejos...
         -ommmm , me grito para que se calle y me devuelve el grito a ritmo de cumbia coronavirusera.
Aplausos a las 6 o a las 8 o da igual, salgamos a aplaudir todo el día, solo porque seguimos vivos. Suena el himno nacional desde un balcón ( ese no se entera de nada ) y el balcón de más arriba le contesta con regueton.
De verdad ?
Malos tiempos para la lírica, que diría aquel.