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noviembre 20, 2014

LIMITES

Cuando vives al limite, los limites dejan de tener sentido.

Supongo que caminar por un alambre a cincuenta metros del suelo y sin red , hace que desees un pavimento firme por el que caminar hasta con los ojos cerrados, pero hasta eso llega a hartarte.
La aventura es peligrosa pero la rutina es mortal. La pasión de vivir y por vivir, ese es la verdadero camino. No importa si te resientes de los huesos por haber estado a la intemperie sin abrigo, importa que los huesos  no te duelan de inmovilismo vital.
Por eso, ponte el mundo por montera, agita los brazos hasta que te salgan alas, desplaza los limites hasta el punto que te dejen respirar, atrapa la vida antes de que  ella te atrape a ti.
Olvida los prejuicios, olvida a los que te prejuzgan, olvida a quien te quiere con un amor pírrico,  a quien no te ofrezca un viaje increíble cada vez que te mire, que te de con o sin palabras lo que necesitas sin que tengas que pedirlo.

Si la vida pone ante ti cucharadas de felicidad, tómalas , aunque estén fuera de los limites. Esos  que, sin saber cómo, se te pegaron a la piel.

No te pongas capas que no necesitas, sólo VIVE. 



Así se expresaba Doña Luz, sentada en su silla de enea a la puerta de su casita blanca, cuando fui a visitarla aquel sábado. Nunca supe a que vino, qué vio en mis ojos o qué no dije y ella oyó atravesado en mi garganta. 
Le hacía honor al nombre. Era pura luz. Me encantaba sentarme a su lado y escuchar. Al final de su camino las conversaciones dejaron de serlo para convertirse en monólogos atropellados. Unas veces era su hija, otras su amiga de la infancia, otras la vecina de la casa contigua y otras sólo yo. En cada uno de los papeles que su mente enferma me otorgaba, me regalaba un trocito de su vida. Apasionante,
fresca, dura, y siempre consciente. Consciente de lo que quería, de su pelea por conseguirlo, de las frustraciones cuando no lo hacía...
Doña Luz era una luchadora incansable que , como ella decía, nunca se puso los zapatos de otros y nuca dejó que se pusieran los suyos. Era un ser libre, absolutamente libre aunque la libertad , a veces, se mida también en lágrimas.


 Ahora, que ya casi le alcanzo en la edad en que yo empecé a sentarme en aquel porche al atardecer, entiendo muchas cosas. Ahora es el momento de abrir los brazos, dejarme acariciar por el sol templado de un invierno prematuro y vivir, sólo vivir.

 
 





2 comentarios:

  1. Que sabia doña Luz, pero doña Raquel sin doña, te dice que vivir es valorar lo que se tiene ante el miedo real o ficticio de perderlo, vivir es mirar al otro lado de la almohada y saber que esa persona nunca te va a dejar sola, vivir es darse cuenta de todos los sueños se pueden hacer realidad con quien siempre te acompaña, es cierto que el abrir los brazos y respirar te lleva lejos, pero el camino a veces se hace insoportable y no se si merece la pena.

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  2. Vivir la vida al limite significa no hacer caso a los pensamientos ajenos, es sentir y vivir lo que tu corazón te dicta y te marca, porque si vives al limite de otros, significa que no vives tú limite y ese el limite que tienes qkue vivir ante sque como bien dice tu relato la vida te atrape a ti, ahora hay ocasiones en que los limites los provocan otros, o tu mismo y tus miedos y sus luchas y entonces volar es dificil, pero no imposible, porque algún dia todo eso desaparecera y podras vivir tus limites y sobre todo en Libertad y Armonia contigo mismo. precios marga, no se si me entiendes lo que quiero decir. besos wapa sigue escribiendo.

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