Todo tiene su fin, como dice la canción. El amor, la pasión, la amistad, la felicidad, la tristeza, la paciencia…Así, supongo, debe ser la vida, una sucesión de estadios, de puertas que se abren y se cierran, de primaveras y de otoños… La cuestión radica en superar cada uno de esos momentos sin que sufras bocados importantes y, si los sufres, en saber cómo afrontarlos para que dejen la menor cicatriz posible.

Pido armonía, quietud interna y externa que me permita darle la mano a la persona que soy. Pido poder dedicarme a leer, a escribir, a buscar formas en las nubes, a disfrutar del olor de la lluvia, a ver películas malas, a tomar un café con un amigo sin prisas. Pido poco.
Liquido lo que me duele, lo entierro en el baúl mohoso de los recuerdos estúpidos que son también parte de mi vida. No renuncio a ellos porque sería tanto como renunciar a mí misma pero no los revivo. He dado mucho, he amado mucho, he sufrido también…como todos, nada especial. Ahora voy a dar lo justo, amar lo justo y sufrir lo justo, voy a pensar en mí que ya toca.
Pues bien echo amiga 😘
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