Siento el perfume del pasado.
Intenta alojarse entre los pliegues de mi olvido haciéndose un hueco, arañando
la fina capa de firmeza y confianza que he ido tejiendo con tanto esfuerzo.
A veces creo que me faltan las
fuerzas, que no podré, una vez más, ahuyentar ese aroma pesado y ponzoñoso; tan
tóxico y corrosivo que empieza a descomponer mi imagen, que deshace mis pies
tan pegados al suelo, que descompone las alas que me permiten alcanzar sueños.

En ese tiempo de asfixia
voluntaria intento recopilar todas las herramientas que me han salvado tantas
veces. A veces no bastan y a toda velocidad invento una nueva.
Ya está, no me falles.
Ahora no.
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