Dueles,estás hecha de hachazos y sal.
A veces, con la guardia baja, la sonrisa te asoma al rostro. Nunca a los ojos. La matas antes de que nadie se de cuenta pero yo, que te observo siempre y te conozco bien, se que todavía te quedan trazos de vida aunque raída.
Dueles y posiblemente lo harás siempre, aun cuando ya no existas.
Duelen los besos que no has sabido dar y los que han sabido a poco, el apoyo incondicional que se presupone,o la inexistente complicidad de la sangre.
Duelen los golpes y el miedo en la infancia, las humillaciones y el desprecio en la madurez.
Duele la amargura que destilas y que lo impregna todo a tu alrededor. Vives en un mundo de sombras permanente; sombras que te persiguen y que intentas combatir con una disciplina inflexible y con detalles exagerados, siempre a destiempo y fuera de lugar. Crees que comprando a los que ya te quieren, te querrán más, o mejor, o como tu crees que deben quererte, con obediencia y pleitesía.
Nunca entendiste que el amor no está hecho de pronombres posesivos vestidos de primera persona y en singular. Nunca entendiste que el amor es generoso y desinteresado y muchas veces ingrato.
Duele pensar que lo tenías todo para ser feliz y hacer feliz a los tuyos y sin embargo no has sabido verlo. Enjuicias y reprochas a otros lo que no encuentras en ti.
Dueles y posiblemente dolerás siempre. Y alguna vez cuando te recuerde lloraré penas viejas, viejos anhelos y al mismo tiempo me sentiré liberada, por fin.
A veces, con la guardia baja, la sonrisa te asoma al rostro. Nunca a los ojos. La matas antes de que nadie se de cuenta pero yo, que te observo siempre y te conozco bien, se que todavía te quedan trazos de vida aunque raída.
Dueles y posiblemente lo harás siempre, aun cuando ya no existas.
Duelen los besos que no has sabido dar y los que han sabido a poco, el apoyo incondicional que se presupone,o la inexistente complicidad de la sangre.
Duelen los golpes y el miedo en la infancia, las humillaciones y el desprecio en la madurez.
Duele la amargura que destilas y que lo impregna todo a tu alrededor. Vives en un mundo de sombras permanente; sombras que te persiguen y que intentas combatir con una disciplina inflexible y con detalles exagerados, siempre a destiempo y fuera de lugar. Crees que comprando a los que ya te quieren, te querrán más, o mejor, o como tu crees que deben quererte, con obediencia y pleitesía.
Nunca entendiste que el amor no está hecho de pronombres posesivos vestidos de primera persona y en singular. Nunca entendiste que el amor es generoso y desinteresado y muchas veces ingrato.
Duele pensar que lo tenías todo para ser feliz y hacer feliz a los tuyos y sin embargo no has sabido verlo. Enjuicias y reprochas a otros lo que no encuentras en ti.
Dueles y posiblemente dolerás siempre. Y alguna vez cuando te recuerde lloraré penas viejas, viejos anhelos y al mismo tiempo me sentiré liberada, por fin.
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