Tenía tan poco de ti que hasta ese poco perdió.
Tenía tus palabras, que ella creía para sí aunque nunca lo
fueron , y que le hacían soñar. Pero las palabras se rompieron una calurosa
tarde de verano.
Y es que mientes tan bien que las mentiras saben a verdad
tímida, a verdad deseada, perseguida tanto tiempo. Ella ,que tanto tiempo tuvo
cerrado el portón de su corazón, que tiró la llave sin querer que nadie la
encontrara jamás, que le costó años recomponer los trozos que otro antes que tú
destrozó, ella que vivió sin esperar nada, sin buscar nada, tuvo que
encontrarte a ti.
¿Quién sabe cómo o dónde encontraste esa llave?, ¿cómo fundiste
la coraza que tanto le costó fabricarse?.
El amor es un juego peligroso siempre y tú jugaste a probarte que eras capaz de
enamorar a aquella que te lo puso difícil.
Jugabas a que podrías, a tu edad, hacer temblar a una mujer
de deseo. Jugaste a hacerte el débil hasta tejer una manta de mimos que ella te
fue regalando entre susurros, entre besos culpables, con caricias que poco a
poco desataron el nudo de su soledad.
Tus palabras eran poco más que papel mojado y ella las
creyó. Empezó a construir un futuro junto a ti, pensó que por fin había llegado
el momento de ser feliz, creyó en ti como nadie jamás lo hizo. Te dio rango de
caballero y has resultado ser un patán.
Pero créeme, llorarás mucho más de lo que ella lo hace. Un
día te darás cuenta de que en el juego el único que perdió fuiste tú. Verás que
has tirado por la borda la única tabla de salvación para tu patética vida.
Llorarás tu estupidez y sabrás que jugar al amor con las cartas marcadas siempre
acaba con un balazo en el corazón.
Ella … ella volverá a recoger los trocitos, cada vez más
pequeños, de su corazón y los envolverá de nuevo en un lienzo de terciopelo
rojo de pasiones muertas. Y quien sabe si un día, ojalá muy pronto, pueda darle
a quien merezca lo que tú pisoteaste sin valorarlo.