Escucho tu silencio alto y claro, rotundo.
El mundo sigue girando, nada se ha parado ni en tu vida ni en la mia y sin embargo siento tan pesadas las horas que los días se dilatan en interminables segundos vacios...
La noche crece en mis ojos. No deseo ver, no deseo oir, no deseo el mundo sin ti y sin embargo me muevo autómata entre las luces del día a día y la pena me barre cuando el ocaso me trae los sonidos de tu recuerdo.
Me diste el veneno pero no el antídoto para olvidarte. Me diste palabras y las llenaste de nada. Los reproches nacidos de la necesidad se convirtieron en verdugos y en condena. Nunca entendíste, nunca entendí y la duda se ha hecho fuerte entre mis barreras. No guardo recores, no sé pero cierro la puerta.
Ya no más, me retiro a mi rutina, al almohadón de plumas que es mi vida aunque a veces me asfixie...
El mundo sigue girando, nada se ha parado ni en tu vida ni en la mia y sin embargo siento tan pesadas las horas que los días se dilatan en interminables segundos vacios...
La noche crece en mis ojos. No deseo ver, no deseo oir, no deseo el mundo sin ti y sin embargo me muevo autómata entre las luces del día a día y la pena me barre cuando el ocaso me trae los sonidos de tu recuerdo.
Me diste el veneno pero no el antídoto para olvidarte. Me diste palabras y las llenaste de nada. Los reproches nacidos de la necesidad se convirtieron en verdugos y en condena. Nunca entendíste, nunca entendí y la duda se ha hecho fuerte entre mis barreras. No guardo recores, no sé pero cierro la puerta.
Ya no más, me retiro a mi rutina, al almohadón de plumas que es mi vida aunque a veces me asfixie...